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Edredones nórdicos
Cuando hablamos de edredones nórdicos, cada uno tiene sus preferencias, en función de los materiales que nos gustan, el tejido y tacto exterior, peso, precio, aspecto, medio ambiente, etc. Pero en el sentido estricto del descanso reparador, hay cualidades de este gran complemento que deberían ser irrenunciables:
El poder calorífico:
Lo usamos para protegernos del frio durante la noche. En los tiempos que corren, con los precios del gas y la electricidad por las nubes, y con el costo medioambiental que supone producir estos combustibles, el edredón nórdico, es un elemento fundamental, que nos puede aportar un gran ahorro durante todo el invierno, gracias a su capacidad de generar y/o retener calor en función de su gramaje y composición.
La capacidad de transpiración:
En función de sus materiales y tejidos, este complemento puede ayudar a disipar el exceso de humedad, manteniendo nuestro descanso seco y reparador.
Sus propiedades antibacterianas y anti ácaros:
Hoy en día hay materiales tratados en origen, que permiten protecciones eficaces ante bacterias, hongos, ácaros, etc, ayudando al durmiente a tener un descanso óptimo, evitando posibles problemas alérgicos.
Su ligereza:
Soportar peso mientras dormimos, dificulta la libertad de movimientos, y genera puntos de presión, que hacen que tengamos micro despertares que impidan un descanso reparador.
Los edredones de calidad, suelen tener un peso super reducido, gracias al poder calorífico de sus componentes. Esto facilita que nos podamos mover de forma ágil y libre durante la noche, facilitando que nuestro sueño se mantenga en su fase correspondiente.