La sábana bajera es ese detalle que parece pequeño, pero cambia por completo la sensación al tumbarse en la cama. En Santiago de Compostela, donde la humedad está siempre presente, contar con una sábana bajera que sea cómoda, fresca y fácil de lavar es esencial.
Más allá de proteger el colchón, la sábana bajera es lo primero que toca la piel al dormir, por eso debe transmitir limpieza, suavidad y frescura. Esa sensación de meterse en la cama y notar que todo está en su sitio, bien estirado y acogedor, es parte de lo que hace que el descanso sea reparador.
La almohada sostiene la cabeza y el cuello durante horas cada noche. Por eso, la funda no es un accesorio más, sino la primera barrera de protección y confort. En Galicia, muchas familias agradecen tener fundas prácticas, transpirables y fáciles de lavar, que mantengan la almohada limpia y fresca más tiempo.
La funda impermeable es muy útil para proteger la almohada de la humedad y de pequeños accidentes. Lo mejor es que los modelos actuales permiten mantener esa protección sin perder suavidad ni comodidad. No se nota al dormir, pero se agradece cada día.
La funda transpirable es la favorita en Santiago. Permite que circule el aire, evitando acumulación de calor y ayudando a mantener la almohada siempre fresca. Es ideal para quienes buscan sensación ligera y seca durante toda la noche.
Protegen la inversión: alargan la vida del colchón y la almohada, evitando manchas y desgaste.
Mejoran la higiene: se lavan fácilmente y mantienen la cama siempre limpia.
Aportan frescura: con materiales transpirables que evitan el exceso de calor y humedad.
Estética natural: la madera aporta calidez y convierte la cama en el centro del dormitorio.
Lo recomendable es lavar las fundas de almohada una vez a la semana, igual que las sábanas. Las fundas de colchón, dependiendo del uso, pueden lavarse cada mes o cada dos meses.
No. Las fundas modernas están diseñadas con tejidos finos y transpirables que no hacen ruido ni generan calor. Apenas se notan al usarlas.
Son las más recomendadas. En un clima como el gallego ayudan a que la cama se mantenga más seca, reduciendo esa sensación de humedad que a veces interrumpe el descanso.