Elegir un colchón no es una decisión cualquiera. Aquí en Santiago de Compostela lo sabemos bien, porque el descanso marca la diferencia en cómo vivimos el día siguiente: desde subir andando al Obradoiro sin cansancio, hasta rendir en el trabajo o disfrutar de una tarde tranquila en casa.
Un colchón no es solo un mueble más: es ese lugar donde tu cuerpo se recupera y tu mente desconecta del ruido. Por eso, cuando alguien entra en Sleepers buscando un colchón, siempre recordamos que cada persona tiene su propio concepto de comodidad. Y lo bonito es acompañar ese proceso, ver cómo al probar diferentes modelos aparece esa sonrisa de “este sí es el mío”.
Elegir el colchón adecuado no es cuestión de suerte. Tiene mucho que ver con cómo duerme cada persona. En Sleepers lo vemos a diario: alguien entra diciendo que duerme de lado, otro que siempre acaba boca abajo, y todos buscan lo mismo, levantarse sin dolor y con energía.
La clave está en entender que la postura cambia lo que necesitas del colchón. Por eso no existe “el mejor para todos”, sino el mejor para ti.
Quienes duermen de lado suelen necesitar un colchón que acolche hombros y caderas, para que no haya presión incómoda. Muchas personas que prueban colchones visco aquí en Santiago nos dicen que sienten un abrazo suave que les permite descansar sin girarse tanto.
Dormir boca abajo puede cargar mucho la zona lumbar. Un colchón demasiado blando hunde el cuerpo y al día siguiente se nota. Lo ideal es una base más firme que mantenga la espalda recta. Hemos visto clientes que cambiaron a un colchón de muelles y notaron que la tensión en la espalda desaparecía poco a poco.
Para quienes descansan boca arriba, lo importante es equilibrar firmeza y apoyo. El colchón debe sujetar bien la zona lumbar, pero sin sensación de rigidez. Muchos eligen opciones ergonómicas porque ayudan a mantener la postura alineada y levantarse ligeros, sin esa pesadez en la espalda.
Adaptación al cuerpo: la sensación de que el colchón “te abraza” en lugar de hundirte. Es lo que evita puntos de presión en hombros o caderas.
Silencio en cada movimiento: un buen colchón acompaña tus giros sin ruidos ni rebotes bruscos, permitiendo que el descanso sea continuo.
Transpiración natural: en Galicia, con nuestro clima húmedo, es vital que el colchón respire bien y te mantenga fresco durante la noche.
Durabilidad: no se trata de que dure muchos años sin más, sino de que mantenga la misma comodidad noche tras noche.
La respuesta no es la misma para todos. Un colchón duro puede ayudar a quienes necesitan más firmeza en la espalda, mientras que uno blando suele ser más cómodo para quienes duermen de lado y buscan aliviar la presión en hombros y caderas. Lo ideal es probar ambos y sentir cuál se adapta mejor a tu postura y a tu cuerpo. Tambien es importante tener en cuenta la base de la cama.
En pareja suele funcionar muy bien el colchón de muelles ensacados, porque evita que los movimientos de un lado se transmitan al otro. Así, si alguien se mueve mucho, el otro sigue descansando tranquilo. Además, elegir una medida amplia, como 150×190, hace que cada uno tenga su propio espacio.
Dormir bien no depende solo del colchón, pero sí es la base de todo. Un buen colchón debe mantener la columna alineada, adaptarse al cuerpo y permitir una buena ventilación. En Santiago, donde la humedad es frecuente, elegir un modelo transpirable es clave para lograr un descanso profundo y continuo.